Consejos no convencionales para mejorar nuestras finanzas personales

A lo largo de mi vida (Luis Pérez Gil), siempre he sido una persona deportista, juego futbol desde los 5 años e incluso en los periodos en los que dejé el deporte más bonito del mundo, procuraba salir a correr o hacer ejercicio en mi casa. Sin embargo, siempre me sorprendía al ver el estado físico de los atletas de alto rendimiento y de algunas actrices y actores, pues sus resultados me parecían completamente inalcanzables. Al final, lo que hacía era atribuir esos resultados a factores externos como:

·       Que tienen mucho dinero para contratar entrenadores personales, nutriólogos y psicólogos del deporte.

·       Que su posición económica les permite dedicar todo el día al cuidado de su físico.

·       Que gastan grandes cantidades para poder alimentarse sanamente con alimentos no procesados, orgánicos y de alto valor nutrimental.

Hoy en día puedo reconocer que tenía una visión equivocada de las cosas, las redes sociales y el nacimiento de los llamados “influencers wellness” nos han demostrado que cualquiera puede tener un físico admirable sin necesidad de tener mucho dinero. La herramienta más importante la tenemos en nosotros mismos y es la DISCIPLINA. Ninguna persona exitosa alcanza sus metas sin esta virtud. Si nos quitamos los tabus y prejuicios de la cabeza podremos darnos cuenta de que contamos con lo necesario para lograr lo que nos proponemos.

Ahora bien, en el plano de las finanzas personales hay ciertas recomendaciones que, aunque no son muy convencionales, si las analizamos nos daremos cuenta del valor que pueden aportar a nuestro proyecto financiero. Aquí se las compartimos:

1.       Come menos. Esta recomendación la leí en el libro Patrimonio del periodista especializado en finanzas, economía y empresas, Carlos Mota. Desde un principio me llamó la atención pues jamás había visto que esto se recomendara en el mundo de las finanzas personales. Dada mi sorpresa, consideré importante hacer anotaciones al respecto, mismas que aquí plasmo sin alteración alguna:

a.       “Este es probablemente el consejo menos esperado que viene en el libro, sin embargo, considero que es uno de los más valiosos, pues el control que representa el limitar nuestro consumo de alimentos significa una disciplina que no solo nos hará tener una vida más saludable, sino que nos permitirá ahorrar dinero, pues gastaremos menos en comida.
Los buenos hábitos de la comida impactan positivamente en la salud, y mantenernos sanos implica menores gastos en hospitales, doctores y medicamentos, y por ende una mayor capacidad de ahorro.
En una conversación que tuve a principios del año 2021 con el Médico Internista que trataba a mi abuela materna, el Doctor Erik Espejo, me comentó que el sobrepeso es un agravante en cualquier padecimiento. Sin quererlo, lo que el que el Galeno me estaba diciendo es: si quieres gastar menos dinero en servicios de salud, ten buenos hábitos alimenticios, para que no tengas sobrepeso.
Tristemente la sociedad consumista en la que vivimos pareciera que nos dice a gritos que mientras más compres, más gastes y más comas, serás más feliz. Vivimos buscando una vida de excesos, en lugar de una vida de equilibrio. La moderación puede ser incluso percibida (equivocadamente) como tacañería.
Dominar nuestros instintos, es una de las tareas más difíciles que nos podemos proponer, pero si lo conseguimos, entonces acumular riqueza no nos resultará difícil, porque ya tendremos la disciplina y los buenos hábitos sobre los que se construye un patrimonio.”

2.    Compra un coche usado. Una de las aspiraciones más comunes en muchas de las personas es el adquirir un automóvil y en especial que la unidad sea de agencia, nuevecito. De las cosas que más veo que disfruta la gente es el olor a nuevo que tienen cuando recién lo reciben.
Parte de la razón por la que los autos son bienes tan anhelados por la gente es que la sociedad les ha dado propiedades que ni siquiera tienen, tales como:

a.    Estatus social

b.    Poderío económico

c.     Estilo

d.    Elegancia

Sin embargo, como diría Carlos Mota en su libro Patrimonio "un auto no refleja ni estatus ni patrimonio acumulado (y quien crea lo contrario está equivocado)".
Los coches son bienes cuya utilidad es que nos permiten transportarnos del punto A al punto B de manera más rápida que si lo hiciéramos caminando, y que lo podemos hacer con cierto confort (aire acondicionado, música, etc.) y con cierta seguridad (cinturón de seguridad, bolsas de aire, una carrocería que nos protege, etc.)
Siendo plenamente conscientes de lo anterior, gastar mucho dinero en un automóvil, en especial si el dinero no nos sobra, es un idea que va en contra de nuestra construcción de un patrimonio.
Al comprar un coche usado, se pueden conseguir coches de gran calidad y con buenos precios, esto se debe a que los autos tienen su depreciación más fuerte en los primeros 3 a 4 años, periodo en el que pierden alrededor del 40% de su valor. Entonces no solo vas a estar ahorrando dinero, sino que vas a estar dejando que la mayor parte de la depreciación ya la haya pagado alguien más. Cuando tu adquieras el vehículo, seguirá bajando de precio, pero a un ritmo mucho menor y hay que considerar que hoy en día ya hay varias marcas de coches que ofrecen periodos de garantía que rebasan los 4 años, por lo que incluso podrías seguir gozando de esos beneficios. Además, también será menor el monto que pagues por el seguro del auto.

3.    Cumple con la regla hipotecaria del 2 a 1. Un sueño que tienen la gran mayoría de las personas es comprar una casa o departamento, sea para vivirla ellos o para rentarla, la gente lo percibe como una necesidad indispensable. Aunque ojo, financieramente hablando no siempre va a ser buena idea comprar, hay muchas situaciones en las que rentar casa puede ser MUCHO MÁS conveniente. Pero bueno, eso es una discusión para otro día.
Este consejo hace referencia a que, a la hora de adquirir una casa o departamento a través de un crédito hipotecario, busquemos siempre cumplir con la siguiente regla de oro: que tu crédito hipotecario NUNCA equivalga a más de dos veces lo que ganas en un año.
Quien te ofrece la hipoteca podría argumentar que puedes pagar más, y seguramente es cierto, pero la clave está en que, al cumplir con esta regla, no estarás comprometiendo tu capacidad de ahorro, podrás cumplir con los pagos que requiere tu hipoteca y además continuar ahorrando. Mientras que si nuestro crédito se sale de ese parámetro entonces podríamos estar cometiendo el error de tener demasiado concentrado nuestro patrimonio. Esto porque nuestra capacidad de ahorro se estaría destinando en gran medida o incluso en su totalidad al pago de la hipoteca, lo que significaría estar poniendo todos los huevos en la misma canasta. ¿Qué pasa si el barrio en el que compramos pasa de moda y se vuelve poco atractivo, o si hay una recesión económica y el mercado inmobiliario se va para abajo, o si hay una sobre oferta de casas y departamentos en la ciudad en la que vivimos? Hay muchas situaciones que pueden pegarle a la plusvalía de nuestro inmueble, o incluso generarle minusvalías (caídas en al valor del activo).

4.    Presta atención a la ley del 80-20. En este caso lo primero que hay que definir es ¿qué es la ley del 80-20? De acuerdo con lo que nos indica Wikipedia, el principio de Pareto, también conocido como la regla del 80-20 y ley de los pocos vitales, describe el fenómeno estadístico por el que en cualquier población que contribuye a un efecto común, es una proporción pequeña la que contribuye a la mayor parte del efecto. En términos simples, lo que esto quiere decir es que normalmente son pocas cosas las que contribuyen a la mayoría. Por ejemplo, si un restaurante tiene en su menú 40 platillos distintos, lo más probable es que sean unos pocos platos los que representen el 80% de su venta, entonces si nos concentramos en aquello que es más importante tendremos mejores resultados.
Pasándolo a las finanzas personales, podrías dedicarte toda una vida a reducir tu gasto hormiga, a dejar de comprar tu café de 30 pesos en el Oxxo, y esto nunca te hará rico. Porque lo más probable es que estos gastos representen una pequeña proporción del total de tus gastos. Entonces lo que tienes que hacer es identificar las categorías en las que se te va la mayoría de tu dinero y ahí hacer cambios. Si llevamos a cabo esa tarea nos daremos cuenta de que, con cambiar una o dos cosas, estaremos dejando de gastar cantidades relevantes todos los meses.

5.    Puedes ahorrar, acéptalo y apriétate el cinturón. La pandemia que estamos viviendo nos ha enfrentado a situaciones que anteriormente pudiéramos haber considerado imposibles, probablemente el ejemplo en el que pensamos de inmediato es la cantidad de gente que empezó a trabajar desde su casa. Pero la cosa fue mucho más allá del home office, pues muchas empresas tuvieron que aplicar medidas de austeridad severas para poder sobrevivir, entre las cuales estuvo el recortar de manera temporal los sueldos de sus empleados. Algunas empresas estuvieron pagando desde un 10% hasta un 50% menos a sus empleados.
Desde luego que hablar de una reducción en nuestro ingreso del 50% es algo verdaderamente dramático, pero pensemos en los casos en los que las personas sufrieron una disminución del 10% de su sueldo, inicialmente a lo mejor también creyeron que era algo trágico, pero tras un periodo de ajuste, se adaptaron y ¿cuál es la sorpresa? Que todo este tiempo pudieron estar viviendo con el 90% de su sueldo, es decir que pudieron haber estado ahorrando el 10% de sus ingresos. Definitivamente el poder utilizar el 100% del dinero que nos ingresa nos va a permitir tener una calidad de vida superior hasta cierto punto, dado que vamos a tener más dinero disponible para gastar. Sin embargo, sacrificar un poco del presente tendrá frutos maravillosos que nuestro yo futuro nos agradecerá enormemente.

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